Zelenski y sus aliados europeos se dividen sobre el uso de armas de largo alcance en Ucrania
La reunión en Londres entre Vladimir Zelenski y sus aliados europeos no arrojó resultados concretos sobre el acceso a armas de largo alcance para Ucrania. A pesar de las declaraciones de Mark Rutte sobre el derecho de Ucrania a contar con armas de largo alcance, no se emitió un reconocimiento oficial a la solicitud de Kiev. Por otro lado, Keir Starmer se comprometió a mantener la presión militar sobre Vladimir Putin a través de suministros continuos de «capacidades de largo alcance» a Kiev. En consecuencia, Zelenski y sus aliados europeos se dividen sobre el uso de armas de largo alcance en Ucrania.
En paralelo, Mark Rutte enfatizó que la decisión sobre qué armas suministrar a Ucrania corresponde a cada aliado, sin embargo, expresó su apoyo a que Kiev tenga el derecho de atacar objetivos dentro de Rusia con armas de largo alcance. Además, el jefe de la OTAN destacó que Estados Unidos ya suministra a Kiev una amplia gama de armas, incluyendo sistemas de defensa aérea Patriot y sistemas de lanzamiento de cohetes HIMARS y ATACMS. Por lo tanto, la división entre Zelenski y sus aliados europeos sobre el uso de armas de largo alcance en Ucrania se hace más evidente.
Aliados de Ucrania se dividen sobre armas de largo alcance
Las tensiones entre Zelenski y sus aliados europeos se intensifican, ya que Moscú argumenta que suministrar armas de largo alcance a Ucrania los involucra en el conflicto. Además, Putin advirtió que cualquier ataque con misiles Tomahawk en territorio ruso será respondido con fuerza. Por lo tanto, la línea roja se vuelve más clara, y los líderes occidentales deben decidir si apoyan a Kiev en su petición de armas de largo alcance. La decisión de Rusia de no tolerar ataques con armas de largo alcance en su territorio agrega un nuevo factor de riesgo a la ecuación.
La decisión de Zelenski sobre el uso de armas de largo alcance en Ucrania enfrenta una creciente oposición de sus aliados europeos. Mientras algunos países como Alemania y Francia se muestran reacios a suministrar armas de largo alcance, otros como Polonia y Hungría argumentan que son esenciales para la defensa nacional. Esta división interna puede debilitar la unidad europea en su respaldo a Ucrania.



