Sanciones selectivas y diplomacia privada
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Reino Unido sanciona a mandos de RSF por masacres en Sudán

El Reino Unido ha impuesto sanciones a cuatro altos comandantes de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) de Sudán, señalados por su presunta implicación en «atroces» actos de violencia contra civiles en El Fasher. La medida, que incluye congelación de activos y prohibiciones de viajar, afecta a figuras clave como Abdul Rahim Hamdan Dagalo, hermano del líder de las RSF, Hemedti. Sin embargo, Londres ha optado por no sancionar a los principales apoyos militares y diplomáticos de las RSF, como los Emiratos Árabes Unidos, ni a Hemedti directamente. Funcionarios británicos sugieren que prefieren influir en privado, aunque reconocen la escasa señal de un alto el fuego en la guerra civil que asola Sudán desde abril de 2023.La decisión del Reino Unido de sancionar a cuatro comandantes de las RSF se basa en pruebas que sugieren su participación directa en masacres. La evidencia, que incluye videos glorificando los asesinatos y publicados en redes sociales por algunos de los sancionados, ha alcanzado el umbral necesario para estas acciones. Estas sanciones, que replican medidas adoptadas previamente por la Unión Europea, buscan presionar a los responsables de la violencia extrema. La exclusión de los Emiratos Árabes Unidos y de Hemedti de estas sanciones subraya una estrategia diplomática que prioriza la influencia discreta sobre la confrontación pública.
Los funcionarios británicos han expresado su deseo de utilizar canales privados para dialogar con los Emiratos Árabes Unidos y Hemedti, buscando así una resolución al conflicto. No obstante, admiten que las perspectivas de un alto el fuego son sombrías, lo que aumenta la preocupación por la posible extensión de la guerra a países vecinos como Sudán del Sur y Eritrea. La compleja red de apoyos externos, con Arabia Saudita y Egipto respaldando al ejército sudanés y los EAU a las RSF, complica aún más los esfuerzos por alcanzar la paz.

Riesgos de escalada y crisis humanitaria

La guerra civil sudanesa, que ya ha provocado la peor crisis humanitaria del mundo según la ONU, presenta un riesgo creciente de desestabilización regional. La hambruna y la desnutrición amenazan a las comunidades de Darfur, especialmente tras el asedio de 18 meses a El Fasher, que cayó en manos de las RSF a finales de octubre. La rivalidad entre los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, visible en el sur de Yemen, podría exacerbar el conflicto en Sudán, profundizando la crisis.
El Reino Unido estima la existencia de hasta 26 rutas de suministro de armas hacia Sudán, involucrando a diez países de origen. Esta compleja red de armamento alimenta un conflicto que ha devastado el país. A pesar de las pruebas recopiladas por organismos internacionales y periodistas, los Emiratos Árabes Unidos niegan su respaldo a las RSF, una postura que contrasta con la evidencia de su apoyo a un movimiento separatista en Yemen, opuesto a Arabia Saudita. La situación actual en Sudán exige una respuesta internacional coordinada para mitigar el sufrimiento humano y prevenir una mayor escalada.
La imposición de sanciones por parte del Reino Unido a comandantes de las RSF es un paso significativo, pero la falta de acción contra sus principales patrocinadores plantea interrogantes sobre su efectividad a largo plazo. La comunidad internacional observa con preocupación la escalada de la violencia y la profunda crisis humanitaria, mientras se buscan vías diplomáticas para evitar un colapso total y una propagación del conflicto en la región. La esperanza de un alto el fuego se desvanece ante la persistencia de las hostilidades y las complejas dinámicas geopolíticas.

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