Trump cambia el curso de Oriente Medio con su apuesta
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Trump cambia el curso de Oriente Medio con su apuesta


La estrategia de Trump en Medio Oriente se había convertido en un juego de riesgo, pero finalmente logró el objetivo de cambiar el curso de la historia. KT McFARLAND: How Trump’s relentless Middle East gamble finally flipped the script. La visita del presidente a la región en lunes fue el colofón a su plan de paz para Gaza, que parecía imposible de lograr. El proceso fue lento y cuidadoso, pero el resultado valió la pena. La decisión de Trump de rechazar la sabiduría convencional y «invertir el guión» en enero de 2017 fue un paso crucial.

En medio de este cambio generacional, la administración de Trump debía decidir con quién trabajar: con la generación de líderes mayores de setenta años o con la más joven de treinta años. La primera opción era conocida, pero la segunda era un riesgo. Jared Kushner, yerno del presidente, defendía la opción más joven, aunque no probada, ya que eran educados en Occidente y entendían que la dependencia de las rentas petroleras era insostenible.


Un cambio de liderazgo en el Golfo con consecuencias inciertas

En su búsqueda de un nuevo rumbo, los líderes de la región se comprometieron con la modernización social y económica, y estaban dispuestos a la paz con Israel. Presidente Trump revirtió el guión, respaldando a esa generación más joven. Los líderes árabes del Golfo entraban y salían del White House en esos primeros días, dispuestos a reformas radicales y modernización. A lo largo de los años, ascendieron al poder y Presidente Trump forjó relaciones personales estrechas con ellos. Fue esa confianza mutua la que permitió a Trump negociar los Acuerdos Abraham, un hito histórico entre Israel y los árabes del Golfo.

Si bien el presidente Biden erró al alejar a Estados Unidos de esos líderes cuando asumió el cargo, Trump y Kushner mantuvieron las líneas de comunicación abiertas. Cuando Trump regresó a la Casa Blanca, su primera visita oficial fue a Arabia Saudita y el Golfo. Esa generación más joven de líderes árabes, ahora firmemente en el poder, lo reverenciaba. Trump tenía su confianza y su lealtad, y ahora las utilizaría para conducir la región hacia la paz. Porque él las había respaldado años antes, ahora ellas respaldarían a él. Fue entonces cuando Trump volvió a cambiar el guión por segunda vez. La sabiduría convencional, liderada por el presidente Biden, buscaba aplacar a Irán y alejar a Estados Unidos de Israel y los árabes del Golfo. Desde su regreso a la oficina, Trump cambió de rumbo con respecto a las políticas fallidas de Biden. Reimplantó sanciones para estrangular la economía de Irán y reanudó el fuerte apoyo de Estados Unidos a Israel.


Trump gana la confianza de líderes árabes y cambia el juego

En su tercer giro de la estrategia, Trump respaldó los esfuerzos del primer ministro Benjamin Netanyahu para derrotar a los proxies terroristas de Irán en Líbano, Siria, Gaza y en todo el territorio. Una vez destruidos los proxies y en ruinas la economía de Irán, Trump desmanteló el programa de armas nucleares del país. Su plan de paz de 20 puntos comenzó a tomar forma. Mientras la prensa se enfocaba en los problemas técnicos con los telepromtivos y las escaleras, Trump se reunía en privado con líderes árabes del Golfo. Convenció a Turquía, Egipto, Pakistán y otras naciones musulmanas para unirse a su plan de paz. El punto clave para el éxito fue lograr que Qatar, aliada histórica de Hamas, se sumara. Trump lo consiguió al contener a Israel y brindar garantías de seguridad.

La estrategia de Trump en Medio Oriente se había convertido en un juego de riesgo, pero finalmente logró el objetivo de cambiar el curso de la historia. Sin embargo, el desafío persistía: lograr que Hamas se sumara al plan de paz. Trump logró que el mundo musulmán se uniera al plan, que exigía a Hamas que se desarmara y les prohibía participar en un gobierno de Gaza postconflicto. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se unió al plan dos días después en la Casa Blanca. Pero ¿qué pasaba con Hamas? Tenían poca elección, ya que sus aliados del Golfo estaban en contra de ellos y su patrocinador iraní estaba en bancarrota. La respuesta de Hamas fue sumarse al plan de paz, en lugar de enfrentar la aniquilación. Los rehenes fueron liberados, Israel se retiró de Gaza y abandonó sus esfuerzos por construir asentamientos en territorios palestinos. Pero ¿será duradero este acuerdo? En circunstancias normales, probablemente no.


Trump logra un cambio de rumbo en Medio Oriente

La estrategia de Trump en Medio Oriente finalmente logró el objetivo de cambiar el curso de la historia, pero el desafío persistía: aislar a Hamas del mundo musulmán y separarlo de la gente palestina. El plan de paz de Trump aisló a Hamas de la comunidad musulmana y lo separó de la gente palestina. El plan de paz día después ofrece paz y prosperidad para la gente palestina, pero solo si Hamas desaparece. La región garantizó mantener la paz y reconstruir Gaza después de la tregua. La ayuda humanitaria, la reconstrucción y el empleo ya no se canalizarían a través de Hamas, sino directamente a la gente palestina a través de entidades gubernamentales libres de Hamas.

La región del Medio Oriente se encuentra en un nuevo amanecer, según Presidente Trump, no solo para Gaza, sino para toda la región. El pueblo de la región ahora intercambiará el terrorismo por la tecnología, el comercio por la paz. Unirán los Acuerdos de Abraham. El Medio Oriente está a punto de experimentar una edad de oro para todos los pueblos abrahámicos. Una región en paz podría convertirse en la puerta de entrada para el comercio y el tránsito de Europa a Asia.


La región se alza hacia un nuevo amanecer

Fuente: www.foxnews.com

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